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La principal motivación de los ciberdelincuentes es el dinero. Para operar de forma rentable, deben idear sistemas que aporten más dinero del que gastan en los ataques. En este cálculo influyen dos factores: el coste de las operaciones y el cambiante panorama de seguridad. Los costes cada vez son menores. Los hackers pueden gastar unos pocos cientos de dólares para montar ataques que podrían hacerles robar millones.
Por desgracia, muchas organizaciones todavía se centran demasiado en defenderse de ataques de bots. En lugar de eso, este artículo explica por qué los esfuerzos deberían centrarse en eliminar la rentabilidad que los atacantes podrían obtener al atacar a sus propiedades digitales.